martes, junio 26, 2007

KABUKI: EL TEATRO DEL PUEBLO. Parte I

Raquel Méndez B




El Kabuki es uno de los tres tipos de teatro clásico que junto con el Nôh y el Bunraku (teatro de marionetas), gozan de una gran popularidad dentro de la población Japonesa. Su estilo es muy peculiar, en donde la danza, el teatro en todos sus géneros y la música, se unen en perfecta armonía, y es comparable a los musicales americanos o a la opera europea.

Cuenta con una larga trayectoria de más 400 años, y ha tenido sus altas y sus bajas en cuanto a mantenerse dentro del gusto de los espectadores. Ha sido declarado por la UNESCO, como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad en el año 2005.


HISTORIA

Sería una falta hablar del Kabuki, sin centrarme en la evolución histórica que tuvo. El esplendor de este teatro fue en la época del Shogun Tokugawa (1603-1868), amante del arte y defensor de los valores y raíces Japonesas. El Kabuki nació como una forma de divertir a la clase media de la Era Edo, con representaciones en Osaka y en Kyoto.
Fue una explosión y un tributo a la vida, ya que con Tokugawa se cerraba casi un siglo de guerras y campos de sangre, así como de caos político. A través de él, se recuperaron los valores propios, estableció una sociedad jerárquica, y comenzaba la época de cierre al resto del mundo. Su régimen político se basó en restricciones y prohibiciones, y el teatro Kabuki no fue la excepción.

La palabra Kabuki, proviene de la conjunción de tres kanjis Ka= cantar, Bu= bailar, y Ki= habilidad, es decir la habilidad en cantar y bailar. También proviene del verbo Kabuku que significa algo así como actuar libremente, o destacar en forma extraña. Este vocablo tiene por extensión la connotación de insólito o vanguardista.

Todos los historiadores, son coincidentes en atribuir el origen en el desarr
olló de una danza, cuyas raíces provienen de la tradición furyû, que a su vez era una adaptación del nenbutsu odori. La palabra nenbutsu significa repetición de la oración a Namu Amidabutsu, el cual fue muy popular en la secta Budista de Mahayana. Los misioneros Budistas, desarrollaron una danza para propagar esta oración. La miko Okuni del templo Sintoísta Izumo tomó esta danza nenbutsu, y la mezcló con bailes profanos de movimientos sensuales, y con diferentes vestuarios muy llamativos.

Con su danza a las orillas del río Kamogawa en Kyoto, ganó popularidad, y rápidamente se extendió la voz de dicha danza, bautizándola como Kabuki Odori (odori= baile). Dichas danzas llamaban la atención, por la sensualidad en sus movimientos, y la carga lasciva y erótica que las acompañaban. Estas representaciones se llevaron al teatro, y rápidamente se extendieron por todo el país. Muchas mujeres se valieron de estas danzas para llamar la atención de los hombres, a tal punto que las prostitutas armaban también los suyos.

Dicha aplicación, manchó la buena imagen que quiso dar su creadora, y el Shogun Tokugawa no quería la propagación de “artes” que no estuvieran dentro del orden de su régimen.
Por tal motivo, en el año 1629 prohíbe la aparición de mujeres en las representaciones de obras Kabuki. Los papeles de mujeres, serían sustituidos por hombres jóvenes, llamándose wakashu kabuki, que mantenían la danza desarrollada por las mujeres. El problema continuó, y fue más allá, ya que había espectadores que les eran atractivos los adolescentes guapos, y esto propiciaba o impulsaba a la homosexualidad.

Para abatir el escándalo, en que se estaba viendo envuelto este nuevo arte que nacía, a partir del año 1652 el wakashu kabuki también es prohibido. Tokugawa requirió que el Kabuki realizara una serie de cambios en sus representaciones, si querían mantener su continuidad dentro del ámbito artístico. Es por ello que los actores jóvenes, se vieron sustituidos por actores más adultos, denominados yarô. Sus representaciones eran más comedidas en cuanto a los movimientos, menos provocativas, el vestuario mucho más sobrio, y se centraban más en el drama que en la danza. Con ellos se aseguraba Tokugawa que no caerían en la prostitución, o escándalos de cualquier género. El yarô kabuki tuvo su continuidad, pero este arte incipiente carente de la parte femenina en los papeles, se las tuvo que ingeniar para la interpretación de estos roles.

A mediados del siglo XVII, se permitió la construcción de teatros permanentes para el kabuki, en las grandes ciudades como Kyoto, Edo (hoy Tokio) y Osaka. En la actualidad, en el barrio de Pontochô en Kyoto hay un monumento erigido a la memoria de la miko Izumo no Okuni creadora de este género de teatro.

TEMATICAS DEL KABUKI

A comienzos del año 1688, ya se habían desarrollado tres tipos bien diferenciados de teatro kabuki, en relación a la trama representada.


Jidai-mono: Se basa en montajes donde narran pasajes históricos. Estos requieren de un gran despliegue escenográfico, y de una gran cantidad de reparto. El vestuario es muy estilizado y elegante, adecuados a los miembros de la nobleza y de la clase samurai. Las historias que narran, llevan el sello de una fuerte carga dramática. Muchos de los textos provienen del teatro de las marionetas (Bunraku), en las que representaban a un héroe dispuesto a afrontar grandes sacrificios.




Sewa-mono: Los denominados montajes locales o domésticos, donde narran historias de la vida de la gente de los pueblos, y que en comparación con las jidai-mono, eran representadas de forma realísticas, al igual que en el uso del vestuario.


Shosagoto: En ellas se ejecutaban piezas de danza y pantomima. El vestuario utilizado está cargado de color, son piezas artesanales y de un exquisito diseño.

En cuanto al repertorio, del que se valían para el desarrollo de nuevas obras, el teatro kabuki ha utilizado dos fuentes principales. La primera es la proveniente del teatro Nôh, y del teatro kyogen. Las danzas del teatro de máscaras nôh, así como las danzas de corte cómico del kyogen, se tomaron como prestamos y se adaptaron a la forma del teatro kabuki. La segunda fuente, y quizás de la que más se ha alimentado éste, ha sido el teatro Bunraku (teatro de las marionetas).





ESCENARIO DEL TEATRO

El escenario a comienzos de este arte, era muy simple
y carecía de recursos escenográficos. A partir de finales del siglo XVIII, y gracias a la búsqueda de una identidad propia del kabuki, el escenario utiliza elementos que le permitirán de una forma más rápida cambiar de ambientes o escenas, que es lo que se denomina escenario giratorio (mawaributai).

Esta plataforma circular, permite el desarrollo de una segunda escena, simultáneamente dentro de la que ya se está desarrollando en el resto del escenario, para dar énfasis al momento del drama que se esté ejecutando en ese momento, o como un elemento que representa el recuerdo de algo que ya ha pasado.

El escenario también cuenta con un pasillo de madera, el cual divide una parte del teatro, que se encuentra del lado izquierdo del escenario, que va hasta la parte trasera de donde se sienta el público, y a la altura de sus cabezas. Este pasillo recibe el nombre de hanamichi (lit. el camino de las flores), y el mismo permite la entrada y la salida de los actores, así como crear un teatro interactivo, ya que en escenas de gran fuerza dramática el actor se acerca al público utilizando el hanamichi.

El nombre de camino de las flores (hana= flor, michi= sendero), proviene de la antigüedad, ya que este pasillo era utilizado para entregar flores al actor, u ofrecerle algún presente.
Este hanamichi de 1,7 metros de ancho es permanente y el principal (hon hanamichi), y en algunas obras se utiliza uno temporal, más angosto (1 metro de ancho) situado al lado derecho del teatro. Este se conoce como kari hanamichi.

Otro recurso con el que cuenta el escenario, es una trampilla elevadora denominada seri, la cual permite bajar o subir un actor a éste, creando efecto dramático y/o de sorpresa en la obra. En la antigüedad, lo hacían manualmente, hoy en día están provistas de motor. Sobre el hanamichi, se encuentra otro elevador pequeño denominado suppon.

Dentro del escenario, se utilizan otra serie de plataformas denominadas chobo yuka, las cuales son usadas en algunas piezas del kabuki por un narrador el hinadan o yamadai, y otras son usadas por los músicos del shamisen, tambores, y una larga lista de instrumentos de percusión. El degatari-dai, puede estar a los laterales del escenario, o en obras de gran fuerza los músicos dan la cara al público, situándola de frente a éste.

Cuenta además con una cortina (joshikimaku), la cual a diferencia de la Occidental que se abre hacia arriba, ésta lo hace hacia los laterales del escenario, en conjunción del ruido de “aplausos” de madera. La cortina cuenta con franjas gruesas de color negro, verde y naranja. Ésta también es usada como telón de fondo para escenas breves antes o después del desarrollo de la pieza en el escenario principal.
El fondo del escenario, en algunas representaciones, puede ser pintado de hermosos paisajes, ambientando la escena sobre la que se esté narrando. Éste recibe el nombre en japonés de Kakiwari.

El kamite, es como se denomina al escenario del lado izquierdo, y es visto como el lugar de honor, el cual es ocupado por los personajes de alto rango, actores invitados, mensajeros importantes, u oficiales representativos. Shimote, es el nombre que recibe el lado derecho del escenario, y es ocupado por los personajes de la obra que tengan bajo rango, miembros de una familia. La mayoría de las entradas y salidas de los personajes ocurren del lado izquierdo del escenario, ya que es donde se ubica el hanamichi. También del lado izquierdo del escenario, existe como un pequeño cuarto denominado ohayashi-beya o geza, que es utilizado por los músicos percusionistas de la obra.

Es interesante mencionar, que el proscenio del escenario es mucho más bajo y mucho más ancho que los teatros Occidentales, es decir su forma es más alargada o rectangular, en relación a la forma cuadrada a la que estamos acostumbrados de los escenarios Occidentales. Cuenta además con una buena caja de resonancia, lo que permite que la pieza se escuche con la misma fuerza desde la primera fila, hasta la última butaca del fondo del teatro.



ELEMENTOS ESTÉTICOS DEL KABUKI

En toda la cultura japonesa, siempre están presentes la belleza, el color, la elegancia, la armonía; atributos que se pueden encerrar en una sola palabra: estética. El kabuki, no es la excepción, y dentro de él se combinan con una gran fuerza el color, tanto en el vestuario, la escenografía, y el maquillaje. La armonía, dentro del equilibrio entre la actuación, danza, y el canto en algunas piezas, así como la música que acompaña las obras, donde cada movimiento del actor puede estar acompañado del acorde de un instrumento.

En la actuación se mantienen un balance, entre actuar y danzar, y el actor prepara con mucha antelación, y con gran número de ensayos el papel que le ha tocado representar. Dentro del kabuki, existe lo que
se conoce como “posturas o poses”, que en japonés se denominan kata, y es quizás donde reside la formalización de la belleza de este arte, ya que estudian con gran detalle la forma estilizada y armoniosa de los movimientos. Así se pueden distinguir varias de estas katas como por ejemplo el tate: el enfrentamiento estilizado, tazen: los movimientos especiales durante la entrada, roppô: salida dramática acompañada de gestos exagerados, mie: destacando una actitud, o el danmari: escena de silencio. Estos sirven para dar fuerza dramática, en momentos clímax de la obra, como el caso del mie-o-kiru donde el actor realiza una pausa, permanece inmóvil y cruza sus ojos (el ejemplo clásico), quedando por un momento convertido en estatua.

La parte vocal, juega también un papel importante. Dentro de una obra, se combinan monólogos, diálogos, y la cadencia en el hablar que va desde la narración, hasta el cantar una historia. Todo esto ocurre, bajo el acompañamiento musical de un instrumento o de varios.

Hablando de la música, ésta tiene un peso importante dentro del teatro Kabuki, no sólo a través de los instrumentos musicales, sino también al despliegue de acompañantes en el coro. El instrumento por excelencia dentro de las piezas del kabuki es el shamisen, una especie de guitarra de tres cuerdas, cuyo sonido es inconfundible e inolvidable una vez que se escucha.
Dependiendo de la trama de la obra, la música estará más presente, así en el caso de los dramas, y danzas la música abarca toda la pieza, y los músicos aparecen incluso dentro del escenario, y no en el cuarto del lado izquierdo del escenario reservado a ellos. La música del kabuki se clasifica dependiendo del tipo de escuela, y entre las más conocidas, se encuentran: tokiwazu, nagauta, kiyomoto y gidayu. Las dos últimas siempre son utilizadas, cuando se ejecutan dramas adaptados del teatro de las marionetas.

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